Egresadas de Biología UPCH brindaron apoyo científico y tecnológico a niñas de diferentes regiones del país
Conversamos con Gabriela González, Ciara Sánchez, Cristina Gutierrez y Oksana Huerta, egresadas de Biología UPCH, quienes han participado como big sister en el Programa Educativo 200 Embajadoras del Bicentenario, el cual tiene cómo objetivo promover la importancia de la ciencia y la tecnología, así como brindar herramientas a niñas adolescentes (entre 10 a 13 años), de todas las regiones del país, para resolver los retos actuales de su comunidad.
Una experiencia inolvidable
Gabriela González siempre sintió curiosidad por la biología. Un problema familiar impulsó su acercamiento hacia esta ciencia y desde entonces se entusiasmó por investigar cada vez más. De esta manera, quiso transmitir su conocimiento y experiencia a las niñas que participan del programa para demostrarles que no hay limitaciones ni prejuicios que impidan que estudien lo que desean. “Buscamos empoderar a las niñas para que se sientan seguras de sí mismas y puedan hacer el cambio en su comunidad. También les comunicamos que no están solas, que este rol de big sister es para siempre”, comentó.
El trabajo en conjunto con las niñas permitió que Gabriela también aprenda de ellas y su entorno. “Aprendí la realidad de las regiones de donde proviene cada una. Han sido muy proactivas, conocen las problemáticas de su región y tienen el apoyo de su familia y docentes, quienes las han incentivado a participar del programa”, mencionó.
Por ello, también le entusiasmó mucho participar del programa, debido a que considera importante que las niñas tengan un modelo que las pueda guiar en profesiones que muchas veces no se conocen referentes femeninos. “No se difunde mucho sobre científicas exitosas, por ello con el programa han podido aprender de primera mano con diferentes científicas de diferentes grados académicos, para que así conozcan a alguien que ha pasado por ese proceso de aprendizaje y que ahora desea encaminarlas al éxito”, expresó.
El aprendizaje es mutuo y maravilloso
A Ciara Sánchez siempre le gustaron los animales, por eso desde niña quiso ser bióloga. Sin embargo, no contó con alguien de su entorno que pueda orientarla correctamente en esta profesión. Años después, cuando participaba como asistente de investigación en la Universidad de Michigan, recibió el apoyo de dos mentoras internacionales, quienes la encaminaron hacia su especialidad: Ecología.
Ella reconoce lo difícil que es para muchas mujeres de las diferentes regiones del país conocer sobre las ciencias, hacer frente a las limitaciones y contar con apoyo para estudiar aquello que te apasiona, por ello decidió ser una big sister. “Si vienes de un hogar humilde es difícil tener oportunidades. No tienes muchas referencias profesionales y encuentras limitaciones. Quise influenciar de buena manera en las niñas, quienes tienen curiosidad innata y muchas ganas de aprender”, comentó. “Gracias a este programa se revaloriza el rol de la mujer porque las ayudamos a crecer personal y académicamente, les damos las herramientas y posibilidades para que no se limiten al escoger una profesión. Que decidan a qué quieren dedicarse y que todos tenemos diferentes habilidades para desarrollar”, añadió.
El aprendizaje es mutuo y Ciara lo valora mucho. “Aprendemos a comunicarnos y tener empatía, desarrollas tus habilidades sociales con niñas de diferentes regiones del país y conoces las habilidades de cada una”, resaltó. No obstante, también reconoce que aún hay mucho por trabajar en diferentes aspectos a nivel nacional. “Todavía no hay equidad en Perú. La educación de una región es mejor que la de otra. Algunas no tienen recursos para apoyar su aprendizaje, más ahora que la educación es virtual”, comentó.
Pero eso no es impedimento para que haya podido guiar a todas por igual y encaminarlas hacia un futuro exitoso y libre de prejuicios. “Les indiqué que todas deben desarrollarse por igual, que las metas son suyas y está bien romper esquemas. No está mal soñar”, indicó.
Ser la semilla que las niñas necesitan
Desde su niñez, Cristina Gutierrez se entusiasmó por las ciencias, por ello decidió estudiar Biología con el apoyo de sus padres. Sin embargo, siempre se cuestionó por aquellas mujeres que quieren estudiar una carrera de ciencias, pero no reciben el apoyo necesario o son cuestionadas por los prejuicios que aún prevalecen en al sociedad. Esto motivó a que, ya siendo una profesional en su especialidad, postule para ser una big sister. “El programa incentiva a las niñas a conocer las ciencias. Nosotras estamos para apoyarlas y guiarlas para que se dediquen a lo que más les gusta”, manifestó.
Así como sus compañeras, Cristina ha podido fortalecer sus habilidades blandas al tratar con un público menor a ella y aconsejar a cada una de las niñas frente a los problemas que pueden existir en su entorno. “Hemos sido la semilla que ellas necesitan para desarrollar su análisis crítico, que crezcan como personas y sean las profesionales que desean. Si en algún momento les dicen que no pueden, nos tienen a nosotras para demostrar que sí es posible. Siempre las apoyaremos”, comentó.
Por ello, Cristina se entusiasmó con las habilidades que cada una demostró y se esforzó para que reciban el apoyo de su familia. “Conocen las problemáticas y dan soluciones. También les escribí a sus padres para darles retroalimentación sobre los trabajos de sus hijas. Ellos me respondieron entusiasmados y con ganas de apoyarlas si desean dedicarse a las ciencias”, resaltó.
La curiosidad de las niñas nos enseña mucho
Oksana Huerta reconoce la influencia que ha tenido de varias personalidades femeninas en su desarrollo profesional enfocado a la investigación. Apreciar este apoyo y querer replicar lo mismo con las niñas fue el principal motivo de su participación. “Empoderar a las niñas, comentarles que sí pueden dedicarse a lo que ellas quieran estudiar”, comentó.
Su entusiasmo por contribuir al aprendizaje de las niñas también ha permitido explorar un mundo del que se consideraba distanciada por sus labores diarias. “Nos han permitido involucrarnos con la sociedad, debido a que de cierta forma estamos alejadas al estar diariamente en laboratorios. También me han dado una visión más simple de ver las cosas, ya que para ellas todo es posible”, mencionó. “Los científicos son niños porque siempre está en constante curiosidad, y las niñas son muy curiosas y eso nos enseña mucho”, añadió.
Su rol como big sister también ha permitido que Oksana reflexione más sobre los problemas sociales que aún persisten en nuestro país, a los cuales se hace frente con el trabajo en conjunto de todos y la promoción de programas como este. “Es dar a las niñas una visión hacia el futuro, en donde confío en que ya no existirán las brechas actuales. Parte de ello es la creación de estos programas que buscan generar impacto en las nuevas generaciones”, expresó.
Finalmente, queremos felicitar y agradecer a nuestras egresadas por su compromiso y dedicación en esta iniciativa en favor de la ciencia y niñez del país. Han demostrado que programas como este son importantes para forjar un mejor desarrollo, en donde la educación y oportunidades se den por igual, dejando de lado las brechas y abriendo paso a futuros talentos.